Fundamento de la gestión para la mejora productiva
Ninguna organización empresarial se puede permitir el lujo de parar, de hacer un alto en sus mejoras productivas. Los resultados y una gestión de calidad obligan a estar pendiente de completar mejoras continuas.
La máxima es mejorar mañana mismo lo que no se pueda mejorar hoy, pero hay que mejorar todos los días. Esa es la base de una filosofía empresarial orientada a proporcionar excelencia sobre la base de actuaciones diarias dirigidas, orientadas, positivas y para implementar capacidades asumibles en la vida cotidiana de la empresa.
Obtener los mejores resultados nunca puede ser tarea de un día. Se trata de un proceso progresivo y acumulativo en el que no puede haber retrocesos. Siempre hay que cumplir objetivos y adelantarse a los retos que han de llegar.
De lo que se trata es de mejorar incansablemente, y, mejor, tomar esas acciones como un hábito. Tanto si la empresa va bien, como si se está atravesando un momento de vacas flacas. Lo peor es completar un rendimiento irregular que los clientes puedan percibir como un problema de la organización y que se traduzca en una falta de confianza que acabe dañando la cuenta de resultados.
Más en la misma línea. Cuando se detecta un problema en la organización de la empresa, hay que acometerlo y resolverlo en el menor tiempo posible con la inversión de recursos más ajustada. El objetivo es mantener una filosofía de gestión que incluya una participación activa de todos en la empresa para ser rápidos en la solución de cualquier contencioso. Hablamos de un compromiso real.
También hay que emplear toda la capacidad creativa, intelectual y experimental acumulada por cada una de las instancias de la empresa. Como si de un deporte colectivo se tratara. Para crecer como organización y vencer, a su vez, contra los progresos de la competencia. El objetivo básico es ganar el futuro, adaptándose a los cambios de consumo, sociales, culturales y económicos. Con la misma competencia que jugadores bien entrenados que saben cómo responder en cada momento.
Autoevaluación de la mejora productiva
La base de cualquier modelo de mejora en continuo es el de la autoevaluación. Con la autoevaluación se pueden detectar las áreas donde es posible mejorar, los aspectos que son los puntos fuertes de la organización, todo, siguiendo un proyecto prefijado bajo un ciclo de mejora con objetivos claros.
Un ciclo de mejora productiva en una empresa ha de seguir una serie de criterios, fases o niveles. Ha de estar basado en un plan, el proyecto prefijado al que nos referíamos; ha de contar con una organización lógica de las tareas. Se ha de identificar cada uno de los problemas y se ha de estar muy atento a las observaciones de un grupo de seguimiento de confianza de la misma organización debidamente instruido y a sus análisis en cada uno de los niveles de la empresa.
Por otro lado, como se ha comentado, los objetivos han de estar bien monitorizados bajo indicadores de control, labor para la cuál contamos con aplicaciones de gestión de equipos y tiempos que nos ayudan a establecer objetivos y sus tiempos o herramientas que facilitan la gestión documental interdepartamental en la nube mediante un esquema o flujo de trabajo también denominado workflow. La fuerza laboral ha de tener bien presente que, entre sus tareas irrenunciables ha de estar cada uno de los trabajos planificados. Con una preparación previa sistematizada, integrada y bien interiorizada por la comunidad que forma la empresa. Todo, bajo un control y una constante verificación de cada uno de los resultados y de los logros obtenidos.
Hay que estimular las capacidades de la fuerza laboral, mediante la eficiencia de recursos, en cada una de las relaciones con el público o los clientes y entre los mismos miembros de la comunidad que forma la empresa.
Es importante también comparar los objetivos, ajustarlos, sin olvidar aprovechar y extender cada una de las experiencias adquiridas y los aprendizajes desarrollados. No hay que descuidar tampoco analizar también en continuo los datos que se hayan obtenido en la monitorización, proponer diferentes alternativas de mejora hasta alcanzar la estandarización del sistema y de los planes de mejoras.
Los sistemas de mejora productiva son una necesidad para la continuidad y hasta para la supervivencia de las empresas en entornos particularmente competitivos. Si no se quiere entrar en la senda de depender de lo que no se puede controlar.